[...] Entonces los sabios vieron a Gauri como si fuera la penitencia en persona.
Y le dijeron: "Escucha, hija de Himachala: ¿por qué practicas una penitencia tan dura? ¿A quién adoras y qué buscas? ¿Por qué no nos revelas tu secreto?"
"Me siento muy débil para cumplir mi misión. Os reiréis al escuchar mis locuras.
Mi mente ha adoptado una postura rígida y no presta atención a los consejos; podría incluso levantar un muro de agua.
Confiando en la verdad de la profecía de Narada, anhelo volar incluso sin tener alas.
Fijaos en mi locura: Siempre ansío tener a Shiva como esposo."
Al oír esta respuesta los sabios rieron y dijeron:
"Después de todo, tu cuerpo debe su existencia a una montaña; dinos quién ha escuchado las palabras de Narada y quién vive en su casa.
Él llamó y reprendió a los hijos de Daksha y éstos no volvieron a ver su casa.
Destruyó la casa de Chitraketu y luego Hiranyakashipu sufrió el mismo destino. [...]
Y le dijeron: "Escucha, hija de Himachala: ¿por qué practicas una penitencia tan dura? ¿A quién adoras y qué buscas? ¿Por qué no nos revelas tu secreto?"
"Me siento muy débil para cumplir mi misión. Os reiréis al escuchar mis locuras.
Mi mente ha adoptado una postura rígida y no presta atención a los consejos; podría incluso levantar un muro de agua.
Confiando en la verdad de la profecía de Narada, anhelo volar incluso sin tener alas.
Fijaos en mi locura: Siempre ansío tener a Shiva como esposo."
Al oír esta respuesta los sabios rieron y dijeron:
"Después de todo, tu cuerpo debe su existencia a una montaña; dinos quién ha escuchado las palabras de Narada y quién vive en su casa.
Él llamó y reprendió a los hijos de Daksha y éstos no volvieron a ver su casa.
Destruyó la casa de Chitraketu y luego Hiranyakashipu sufrió el mismo destino. [...]