[...] Cuando vieron a Janaki, la Hija de Janaka, con las vestiduras de un asceta, todos se sintieron impresionados y profundamente apenados.
Habiendo recibido el permiso del preceptor de Sri Rama, Vasistha, el Rey Janaka partió también para su campamento y a su llegada encontró allí a Sita.
El rey abrazo a Janaki contra su pecho - Janaki era una invitada de honor de su puro amor y vida-.
De su corazón brotaba un océano de amor y ahora el corazón del rey apareció como el santo Prayaga.
El inmortal árbol banyan en la forma del afecto por Sita se veía crecer con el divino bebé del amor por Sri Rama adornando su copa.
El sabio de larga vida, Markandeya, en la forma de la sabiduría del Rey Janaka estaba muy aturdido y a punto de ahogarse cuando de pronto encontró apoyo en la divina criatura y fue salvado.
A decir verdad, no era que la razón de Videha estuviera perdida en el apasionamiento; era el triunfo del amor que sentía por Sita y por el jefe de los Raghus. Emocionada por el afecto de sus padres, Sita se vio obligada a hacer un gran esfuerzo por controlarse. Pero dándose cuenta de la dificultad del momento y de Su noble condición, la Hija de la Tierra se recobró. [...]
Habiendo recibido el permiso del preceptor de Sri Rama, Vasistha, el Rey Janaka partió también para su campamento y a su llegada encontró allí a Sita.
El rey abrazo a Janaki contra su pecho - Janaki era una invitada de honor de su puro amor y vida-.
De su corazón brotaba un océano de amor y ahora el corazón del rey apareció como el santo Prayaga.
El inmortal árbol banyan en la forma del afecto por Sita se veía crecer con el divino bebé del amor por Sri Rama adornando su copa.
El sabio de larga vida, Markandeya, en la forma de la sabiduría del Rey Janaka estaba muy aturdido y a punto de ahogarse cuando de pronto encontró apoyo en la divina criatura y fue salvado.
A decir verdad, no era que la razón de Videha estuviera perdida en el apasionamiento; era el triunfo del amor que sentía por Sita y por el jefe de los Raghus. Emocionada por el afecto de sus padres, Sita se vio obligada a hacer un gran esfuerzo por controlarse. Pero dándose cuenta de la dificultad del momento y de Su noble condición, la Hija de la Tierra se recobró. [...]