Tulsidas dice:
[...] Que el Señor Ganesa, jefe del séquito de Siva, cuya memoria asegura bienestar, que lleva en los hombros la cabeza de un hermoso elefante, depositario de sabiduría y morada de bienes, derrame su gracia. [...]
En referencia al nombre de Sri Rama, Tulsidas dice:
[...] Su gloria es conocida por el Señor Ganesa, adorado ante todos los demás por haber reconocido el Nombre. [...]
Sita dice:
[...] "Tened piedad de mí, oh gran Señor Siva y Bhavani, y por amor a mí, y los servicios que os he prestado, aligerad el arco.
Oh dios Ganesa, jefe de los ayudantes de Siva, dador de favores, siempre te he adorado por este día. Escucha mi súplica y haz que el peso del arco disminuya lo más posible" [...]
Oh dios Ganesa, jefe de los ayudantes de Siva, dador de favores, siempre te he adorado por este día. Escucha mi súplica y haz que el peso del arco disminuya lo más posible" [...]
[...] El rey Janaka acudió con su hermano menor Kusadhwaja.
Aunque tenía fama de ser un hombre muy desapegado, su mente quedó sin fuerzas en cuanto puso su mirada en Sita.
El rey estrechaba a Sita contra su pecho, y toda su sabiduría quedaba destrozada.
Sus sabios consejeros le reprendían y, viendo al fin que no era momento de lamentarse, el rey se serenó.
La familia entera rebosaba de emoción pero, dándose cuenta de que había llegado el momento, el rey invocó al señor Ganesa y a Su compañera Siddhi, y ayudó a las princesas a montar en los palanquines. [...]
Aunque tenía fama de ser un hombre muy desapegado, su mente quedó sin fuerzas en cuanto puso su mirada en Sita.
El rey estrechaba a Sita contra su pecho, y toda su sabiduría quedaba destrozada.
Sus sabios consejeros le reprendían y, viendo al fin que no era momento de lamentarse, el rey se serenó.
La familia entera rebosaba de emoción pero, dándose cuenta de que había llegado el momento, el rey invocó al señor Ganesa y a Su compañera Siddhi, y ayudó a las princesas a montar en los palanquines. [...]
[...] Viendo que había llegado el momento propicio, el maestro Vasistha dio la señal, y la joya de la raza Raghu, el rey Dasaratha, entró triunfante en la ciudad con todos sus seguidores, y la mente fija en Bhagavan Sambhu, la diosa Parvati y Su hijo el Señor Ganesa. [...]
[...] Todos los grandes poetas tartamudean al describir la forma de vida, el credo, los hechos, la devoción, la serenidad, las intachables virtudes y el esplendor de Bharata; ante ellos, hasta la razón de Sesa, el señor de las serpientes, el de las mil cabezas, Ganesa, el dios de la sabiduría, y Saraswati, la diosa de la elocución, se sienten desconcertados. [...]